Cuando Óscar (mi monitor de Pilates) nos dijo que lleváramos la cabeza «hasta el techo»al tiempo que nuestros pies «abrieran una grieta en el suelo» y los brazos » fueran capaces de sujetar una pared que se nos venía encima» mi mente trató de digerir el mensaje. Creía estar viviendo una fantasí­a terrorífica.

Pero entonces mis huesos y músculos hicieron exactamente eso, por increíble que suene, por inverosímil que parezca, mi mente lo entendió, mandó las órdenes precisas y se colocaron en la posición correcta. ¿Magia?, ¿hipnosis?, ¿pero esto no era Pilates?

Y es que así­ funciona la mente. Sin distinguir realidad de ficción. ¿Cómo si no í­bamos a asustarnos por un payaso malvado que solo vemos en la pantalla de un cine, rodeados de personas cómodamente sentadas, oliendo a palomitas y bebiendo un refresco?.

De descubrir este sistema de funcionamiento y de aprovecharlo se encarga la Programación Neurolingüística. La, cada vez más de boca de todos, PNL.

La PNL sabe que la mente tiene mecanismos para aprender, lo bueno y lo malo, lo real y lo ficticio. Si algo se ha instalado en ella ha tenido que seguir un canal, un camino de entrada. Una experiencia, algo que nos han contado o que hemos visto. Es información que llega a las neuronas y que va buscando su sitio ahí dentro.

No podemos eliminar una creencia limitante, eso sería dejar un vací­o, y la mente odia los vací­os. Si no los llenas tú ya se encarga de llenarlos ella…a su manera.

La gran aportación  de la PNL es el mostrarnos que los caminos por los que una creencia o un miedo se instalan en nosotr@s  son también los caminos por los que podemos enviar el antídoto. El lenguaje que usemos y las imágenes que evoquemos, van a ser determinantes en el cambio.

¿Podemos entonces engañar a nuestra mente? Pues parece que algo así­. No siempre lo podremos hacer sol@s. Muchas veces necesitaremos de un apoyo, posiblemente un o una coach, que se ponga de nuestro lado, para susurrarnos las preguntas que nos ayuden a cambiar ese pensamiento limitante por otro potenciador. Que no nos deje caer en trampas mentales y que nos ayude a aprovechar los recursos que, sin saberlo, ya teníamos.

Pero aún hay más. Si la PNL nos va ofreciendo recursos para hablarnos a nosotr@s mism@s de manera diferente, para reprogramarnos y para cambiar nuestras creencias, ¿podrí­amos usarla para conseguir cosas parecidas en otras personas?.

Imagina  empoderar a tu equipo usando las palabras adecuadas, las vías de entrada a su mente más eficaces, reprogramando su visión de la realidad gracias al poder del lenguaje. Dibujar con tus palabras los objetivos ya conseguidos, traer al presente los logros del futuro.

Recuerda que no distinguimos entre realidad y ficción así­ que aprovéchalo y hazles que vivan la experiencia de la meta conseguida: ¿quién se puede resistir a andar un camino cuando ya está sintiendo el sabor de la recompensa? Si Oscar consigue que mi cuerpo se estire como si fuera chicle, ¿qué no podrá conseguir tu equipo si sabes cómo hablar…a su mente?