Te tomas un cafecito y te regalan una frase impresa en el sobre del azúcar o en la servilleta. No espero que sean las más inteligentes de la historia pero algunas como mí­nimo me hacen sonreí­r o pensar y ya con eso las doy por útiles.

Esta sobre verdades y mentiras se merecía que le hiciera una foto. Leyéndola puedes sentir  esa sensación de seguridad que te da saber algo que la otra persona desconoce: que tú ya sabes la verdad y que te estás divirtiendo con su mentira.  Es como tener rayos X o ser invisible. Y ¿a quién no le gusta  tener superpoderes?.

Pero después de la sonrisa viene la parte de hacerme pensar. Y me paso un rato dándole vueltas: ¿Cómo sé que ya sé toda la verdad?, ¿qué verdad sé? Puede que sepa la verdad que me ha contado fulanito o menganita, pero, ¿cómo saber si es ésa «la verdad»?.

Y lo más desconcertante: ¿lo que yo veo, oigo y siento es «La Verdad»?.

Si te pido describir una escena que has vivido, le pondrás la luz, la temperatura, el espacio, color, sonido, que tú has visto, oído o sentido. Y serán tu realidad. Pero ¿son «La Realidad»?. Si «la verdad» que crees saber te la ha contado alguien será la suya, pero ¿será toda «la verdad»?.

Nada es gris ni es negro, o como decí­a aquel:

«nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira»

Tu percepción de las cosas, las sensaciones que crean en ti y las emociones que se generan van a determinar tu verdad. Si te hace feliz genial. Pero si te están frenando, date un respiro, cámbiate de «gafas», busca otra perspectiva que te ayude a encontrar opciones.

¿Y si tu realidad fuera vista por ojos de niñ@?

¿Qué vería?